Mantengo imborrables al cabo de más de cincuenta años las inolvidables clases de Guido Castillo en el IPA, en las que nos decía que los florentinos de su época, cuando se cruzaban con Dante por la calle, se decían: "ahí va el hombre que fue y volvió del más allá". Dante, en efecto -en la tradición de todos los relatos de ultratumba-, es el primero que protagoniza el viaje: en su "Comedia", él se hace criatura de sí mismo, la más dantesca de sus criaturas. Pero simultáneamente, en su ficción de naturaleza figural y alegórica, nos comprende a todos. Porque la aventura de Dante es la del hombre, en la concepción católica de la vida: la aventura del alma entre salvación o perdición. Eso se sustenta en la estructura teológica de la obra, que dijera Croce. Lo que no afecta su universalidad: puede ser gozada por creyentes y no creyentes, porque rige para ella en todo caso, la sentencia de Coleridge: hay que suspender todo juicio de credulidad o incredulidad, y experimentar en rigor de verdad poética y vivencial la exuberante poesía de la obra.
Y como dice Bergamín: "En Dante se hace todo,como si dijéramos, cuestión personal. Esto es, que se hace cuestión personal el Universo. Por eso su afirmación dramática toma acento predominantemente lírico, haciendo una epopeya del misterio humano del alma.."
El mismo Bergamín ha dicho, que la Divina Comedia es "la epopeya del hombre ensimismado". Porque efectivamente, Dante se adentra en sí mismo y convierte esta introversión en aventura de sí mismo como aventura teológica y moral, asumiendo en él a toda la humanidad.
Muerta Beatriz, Dante la convierte en su guía por el más allá hacia el Paraíso, y será para siempre el poeta de la muerte. Vale la pena invocar los versos de Darío:
"En medio del camino de la vida
dijo Dante, y su verso se convierte:
en medio del camino de la muerte".
Cito de nuevo a Bergamín: "La conversión recíproca de un término en otro, la vida y la muerte, constituye el itinerario espiritual que como misterio del alma nos dejó el florentino".
Y como bien señala Eliot, de su poema podemos inferir que la salvación o perdición son estados del alma.
Al hombre tal vez lo que más le cuesta, es aquilatar la fragilidad y brevedad de todo, empezando por su propia vida. Tal vez por esa experiencia que arranca de sí mismo y luego de la contemplación del mundo, la muerte había marcado su estigma en él, y Carlyle hallaba una sugestión "completamente trágica" en su rostro, cuando contemplaba el retrato del poeta atribuido al Giotto.
Hay un verso del Canto XXVI del Purgatorio que condensa esto:
"Per morir meglio, esperienza imbarche".
("Para morir mejor, experiencia adquieres").
Dice Jorge Albistur al respecto - y con esto cierro mi reflexión de hoy-: "La frase parece ponernos en presencia de un Sócrates cristiano. Aprender a morir es, también para Dante, el quehacer principal del espíritu y no implica demasiado riesgo afirmar que esta certidumbre es la raíz moral de su Comedia".